sábado, 27 de septiembre de 2008

"NO BUSQUÉIS EN MÍ MÁS QUE UN SERVIDOR DE JESÚS Y SU IGLESIA QUE DESEA HACER EL BIEN EN MEDIO DE LAS FUERZAS ARMADAS"

Monseñor Juan del Río ha tomado posesión como nuevo Arzobispo Castrense con gratitud a sus diocesanos asidonenses, "de los que he recibido más de lo que haya podido dar"

La Catedral Castrense ha acogido esta mañana el acto de toma de posesión de monseñor Juan del Río Martín, actual administrador apostólico de Asidonia-Jerez, como nuevo Arzobispo Castrense. La celebración presidida por el Nuncio de Su Santidad, monseñor Monteiro de Castro, y oficiada por el propio arzobispo contó con la concelebración de arzobispos, obispos y presbíteros que sumaron un total de ciento cincuenta personas entre las que se ha hecho presente el presbiterio diocesano en número de veinticinco sacerdotes.

Su Alteza Real el Infante Don Carlos de Borbón hizo presente a la Casa Real completando las más reseñables autoridades civiles la Ministra de Defensa, Carmen Chacón, y los jefes de Estado Mayor y demás cúpula de los Ejércitos de España así como el Embajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez,. Junto a ellos no faltó la presencia de la alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez Muñoz y otras representaciones de toda la Diócesis de Asidonia-Jerez entre los que cabe reseñar a los miembros de Curia o los del Consejo Local de la Unión de Hermandades.

El Vicario General Castrense, Ángel Cordero Cordero, ofreció su saludo de bienvenida del ordinario castrense. "Dejó la Diócesis de Asidonia-Jerez, y en ella gente buena y muy querida, amada por usted y ellos añorándole" dijo, añadiendo que "sé que llega lleno de proyectos e interrogantes por las especiales características nuestras". Aseguró a Del Río que "se encontrará con unos diocesanos, hombres llenos de virtudes y valores humanos y espirituales que reconocerá en el trato cotidiano que como dice Calderón de la Barca en buena o en mala fortuna profesan esta religión de hombres honrados que es la milicia".

Monseñor Del Río inició, posteriormente, su homilía indicando que "al comenzar este nuevo ministerio episcopal confieso mi fe en Cristo Jesús como lo hizo aquel soldado al pie de la cruz". Su mención a Longinos, para apuntar ya de partida referencias que acercan al estamento militar al Cristianismo, antecedió, de este modo, a su agradecimiento a Jerez: "Hoy puedo deciros que he recibido de todos mis diocesanos más de los que haya podido dar y hacer", indicó ante una asamblea de fieles entre la que una buena parte la constituía el centenar de diocesanos desplazados durante ayer viernes y la mañana de hoy a Madrid.

Renovó su deseo de ser "un obispo de todos y para todos, un hermano entre los hermanos, que con cercanía y humildad parta el pan de la Palabra y de la Eucaristía, que se gaste y desgaste en llevar a la grey por los senderos de santidad". Apuntó que "desde el inicio de la predicación cristiana, la Iglesia ha tenido una especial solicitud por el cuidado espiritual de los militares, atendiendo a sus peculiares condiciones de vida, que requieren una concreta y específica presencia de la Iglesia que no va en detrimento de las diócesis territoriales, puesto que también en ellas redundan sus numerosas iniciativas pastorales".

Demostró, en sus palabras, conocer bien la responsabilidad que aborda y refirió la "larga tradición institucional de tres siglos, en los que se viene desarrollando una actividad con abundantes frutos espirituales" así como indicó que "cuando en nuestras casas, cuarteles y demás establecimientos castrenses ofertamos el acontecimiento cristiano que la Iglesia Católica profesa, enseña y celebra, estamos favoreciendo la conversión del corazón, que lleva al compromiso de resistir a la violencia, al terrorismo y a la guerra, y de promover la justicia y la paz".

El nuevo Arzobispo Castrense recordó que "la importante labor de los capellanes en medio de la familia militar representa un plus de humanidad en la atención e nuestras tropas", resaltó el amor como fuerza que impulsa y, respecto a su labor a partir de ahora, explicó que, "por encima de los reconocimientos civiles, que agradezco y valoro, está mi condición de padre y pastor de esta Iglesia particular castrense a la cual me entrego con toda mi ilusión". Y aclaró: "No busquéis en mi otra cosa que un servidor de Jesús y de su Iglesia que desea hacer el bien en medio de la familia de las Fuerzas Armadas".

Tras finalizar invocando a María Santísima, tomó la palabra el Nuncio Apostólico de Su Santidad el Papa, monseñor Manuel Monteiro de Castro, quien felicitó a Del Río por sus ocho años de episcopado en Asidonia-Jerez. También aseguró que los fieles del Arzobispado Castrense de España "están ya en el solícito corazón del nuevo prelado, en sus propósitos de estar al lado de cada uno, con la firme resolución de mostrar a Jesucristo". Igualmente expresó, en nombre del Santo Padre, un profundo agradecimiento a monseñor Francisco Pérez González, anterior Arzobispo Castrense.