jueves, 20 de septiembre de 2012

El profesor Javier Prades ha cerrado la XXIII Semana de Teología de Jerez con la exposición de los medios y modos para comunicar la fe

El rector de la Universidad de San Dámaso ha puesto colofón a cuatro días que, bajo el título genérico ‘Comunicar la alegría de la fe’, han anticipado el acercamiento al sentido del Año de la Fe que, en al 50 aniversario del Vaticano II, abrirá Benedicto XVI en octubre próximo.

Jerez, 19 de Septiembre de 2012.- Los medios y modos para comunicar la fe han sido expuestos hoy, tras las otras tres jornadas que han recorrido el objetivo del Año de la Fe, virtud que es realidad y humana y divina y que tiene en la escucha de la Palabra de Dios su puerta abierta, como contenido de la conferencia con la que ha sido clausurada la XXIII Semana de Teología.

El ponente ha sido el profesor Javier Prades López, rector de la Universidad de San Dámaso, en Madrid, quien ha abordado su intervención explorando en los escenarios en los que la actualidad consolida las posibilidades de la vida de fe en medio de dificultades evidentes pero también de realidades para la esperanza de una comunicación que recupera enteros en los últimos tiempos.

Prades ha abundado en los documentos sobre la Nueva Evangelización para advertir de un escenario cultural de evidente secularización incluso entre los cristianos. También ha valorado en hecho de una creciente inmigración que condiciona un nuevo marco en las relaciones. Asimismo, las novedades económicas y políticas también han sido consideradas en la conferencia.

No han faltado las reflexiones referidas a qué posibilidades existen de comunicar la fe en la actual sociedad de los avances científicos y tecnológicos con el peligro que el ponente ve de convertirlos en una nueva religión. Y se refirió también a la actual revolución de las comunicaciones y su nuevo espacio en las relaciones con una mención especial a las que brinda Internet.

Tampoco escapó al último ponente de esta XXIII Semana de Teología ya concluida a la atención hacia una reaparición del hecho religioso en el escenario público aunque, a veces, con formas poco aconsejables como las que, con formas sentimentaloides, asoman desde las sectas o los fundamentalismos.